lunes, 3 de enero de 2011

2010


Como se ha archirrepetido en casi todo medio de comunicación, el año del bicentenario fue realmente un año memorable. Con esto no me refiero a que haya sido bueno o malo, sino que fueron doce meses llenos de acontecimientos que sin duda quedarán en la memoria colectiva por mucho mucho tiempo.

Como soy periodista, y por deformación profesional hacer balances y memorias me produce una suerte de cosquilleo adrenalínico, he aquí el 2010 según mi humilde perspectiva...

It´s my 2010

Enero: mes tranquilo, de vacaciones para muchos, mudanzas para mis amigos marinos y un Santiago vacío para mi hija, mi embarazo, mi familia y yo. Días calurosos, con una ciudad de accesos rápidos, sesiones de kinesiología para mis dolores de espalda, Festival de Teatro a Mil con excelentes obras y una piscina deliciosa que con mis casi cinco meses de embarazo disfrutée a concho. Por pocos días fui a la playa con Hugo, después de dos largos meses sin habernos visto ni haber compartido en cuerpo presente de la mega noticia: nuestros futuros hijos llegarían al mundo de a tres.

Febrero: lento, un mes lento. Con menos calor que los días anteriores, pero con el fantasma de que el verano se acaba y pronto llega el comienzo de un nuevo año académico-empresarial. Para mí: cama, mucha cama y una guagua llorosa que no entiende porqué su mamá jugetona no puede tomarla en brazos ni salir a correr con ella por el jardín. El último fin de semana un cataclismo azotó gran parte del país, treminando por completo con mi absurdo y pasado pánico por los temblores, y demostrando que los chilenos somos un pueblo flaite, ladronzuelo, y donde reina el maestro chasquilla, pero que frente al dolor ajeno somos infinitamente empáticos y generosos.

Marzo: Hospitalización, pinchazos, exámenes, dolores, miedos. Mes que mi subconciente tiene un poco bloqueado y del que poco me acuerdo en detalle. ¡Menos mal!

Abril: me cambió la vida para siempre. Días imborrables. Ese 15 sentí el pánico y la felicidad más inmensa que puede tener un ser humano. Tres milagritos de sólo dos kilos llegaban al mundo de una sola vez. Hugo y yo: los elegidos para cuidarlos.

Mayo: incubadoras, neonatología, mudanza, una guagua llorona que no entiende porqué su mamá llega a la casa después de tantos meses sin poder darle toda la atención, penas, llantos, operación a huguito, más neonatología... por suerte también lo tengo un poco bloqueado.

Junio: llegamos finalmente a nuestra casita los 6. Sin duda el momento más añorado durante muchos meses. Ciudad nueva, trabajo nuevo, auto nuevo, casa nueva, hijos nuevos, ¡vida nueva!
Mi princesa preciosa cumple dos años y de a poquito va dejando de ser guagua y se convierte en una niñita deliciosa.

Julio: Días frío, chimenea, lluvia y la vista a un mar gris, de tormentas y olas revueltas. Familia hibernando y criando criaturitas frágiles y que por Dios que dan trabajo... cirugías para dos de mis hijos, algunos malos recuerdos pero siempre con resultados favorables.

Agosto: primeras escapadas con la familia. Paseos de fines de semana a Algarrobo, Olmué, Zoológico, tomar cafés en los cerros porteños y días de mucho y ardúo trabajo. Hugo se va por casi dos semanas embarcado y es la primera vez que me quedo sola con mis cuatro pollos. Tambien celebramos el aniversario de matrimonio; 3 años maravillosos y un poco raros que nos han demostrado que siempre siempre siempre es Dios quien decide y programa nuestras vidas.

Septiembre: el mes del bicentenario. Asadillos con amigos, juntarse con los papás, algunos días en Santiago y un marido que viaja a Iquique, Punta Arenas, Talcahuano y Puerto Montt en pocos días. Mi buena amiga Berni parte a vivir a Londres.

Octubre: Mes de celebraciones. Cumpleaños del papá, matrimonio de mi buena amiga Fran, trillizatón, 90 años de mi adorada abuela Teruca, reunión de toda la familia Alamos y bautizo oficial de los pequeños (ya habían sido a las poquitas horas de nacer). Hugo nuevamente nos deja por casi un mes y se embraca a Isla de Pascua.

Noviembre: Mi cumpleaños y una escapadita maravillosa al Hotel Radisson de Con-Con, gran regalo de mi marido; nace mi lindo sobrino Pablo; encuentro una pequeña peguita en el CNCA y comienza este blog que pretendo que nos acompañe por mucho mucho tiempo.

Diciembre: último mes del año. Mi marido parte por largas tres semanas a la Antártica y me las arreglo como pulpo para terminar el año sola, cumpliendo con todo, bien y de manera digna: celebración de fin de año del jardín de la olivia, fiestas de fin de año del trabajo de Hugo, comprar regalos navideños, hacer arreglos en la casa, alianza de mi suegra en Shöenstatt, despedir a amigos que se van transbordados, cuidar a mis guaguas que se enferman, bautizo del lindo baby Pablo, cumpleaños de mi hermana, navidades varias, trabajo en el CNCA, muerte de mi adorado y muy bien recordado padre Horacio(más adelante irá un post aparte de eso), vacaciones de Hugo, año nuevo y un nuevo transbordo de mi maridito a la Antártica... pero esta vez por largas seis semanas....

1 comentario:

  1. Ohhhh Asuncion!! te juro que quede agotada leyendo tu anio, jajaja, mas fuerte debe haber sido vivirlo! Pero sabis que? Encuentro que el balance fue muy positivo, a final de cuentas! Y como confidencia (confidencia publica en internet, jaja) te cuento que igual prefiero anios movidos que anios que pareciera que no existen... aunque, claro, hay formas mas piolas de ser movidos.

    Yo tb voy a volver a escribir mi blog! Te aviso.

    Te mando un abrazo y feliz 2011!!, MP.

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